A riesgo de no acabar siendo un paranoico o un cínico, lo mejor es buscar diferentes orígenes diversos que permitan enfrentar las opiniones, conocer todos los puntos de vista y entonces fabricar una opinión propia.
En la actualidad gallega un asunto salta a la palestra, la fusión de Caixa Galicia y Caixa Nova. No tengo claro si es positiva o no; en principio sólo veo que supondrá una eliminación de sucursales, la prejubilación de más de un millar de empleados y un gasto público al destinar fondos de administraciones para subvencionar esa optimización bancaria.
Lo que si me ha escandalizado es una noticia en un telediario de TVE. Más o menos decía: el gobierno (por el del Estado Español) presenta un recurso al Tribunal Constitucional para anular la ley de fusión de cajas gallegas (ley del Parlamento Gallego). Al mismo tiempo, le sugiere a la Xunta incluir varios cambios en la ley y de hacerse así el Gobierno retiraría el recurso al Constitucional.
Si en España la Democracia estuviera bien construida semejante chantaje debería suponer alguna dimisión de la enferma mente que ha tenido esa idea. No por la debacle ética que supone ver un chantaje público y real entre Administraciones sino que lo importante es ver la perversión que sufre el Tribunal Constitucional.
La Democracia es débil, sus principios pueden ser usados por algunos en su propio interés con suma facilidad y para ello lo mejor que tenemos es la división de poderes. El legislativo, el ejecutivo y el judicial se inventaron para repartir el poder en tres entes cada uno con capacidad de poder controlar a los otros dos y de ese equilibrio poder salir la justicia.
El Tribunal Constitucional se inventó para que hubiera un grupo de juristas de reconocido prestigio (obviamente, lo más imparciales posibles) que juzgaran la vulneración o no de los artículos que componen la Constitución Española. Si la ley de fusión de Cajas vulnera la Constitución el Tribunal ha de declararla nula cuánto antes, no esperar a ninguna negociación entre políticos. Lo contrario hace parecer al Tribunal Constitucional como una herramienta del Gobierno de Madrid para chantajear a las Comunidades Autónomas, nada que ver con su función original.
Lo que tantos otros dijeron, lo peor de España son sus políticos. El todo vale no vale en la Política.
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