martes, 15 de diciembre de 2009

No era lupus

Era divertido verlo en la serie de televisión hasta que la ficción se aparece en tu vida y te das cuenta que no es un episodio de la tele sino que esta vez eres tú el protagonista. Te das cuenta de que todo tiene un final y que el tuyo puede estar cerca. La desesperación llega y entonces es cuando lo que cuentan en las películas empieza a ser tu realidad.

No lo puedes creer, pero es cierto, la medicina consiste en destruir a tu cuerpo para también acabar con el mal. De nada sirve quejarte porque sabes que es el único camino para salvar la vida.

Llegas a una sala donde una cómoda butaca te espera junto con bolsas de líquidos que entraran en tu sangre, algunos parecen que te queman por dentro. Las enfermeras sonríen, siempre atentas, consiguen hacer que aquello parezca más agradable. Hay muchas otras butacas, cada una con alguien, con una historia distinta, jóvenes o mayores todos sabemos lo que estamos haciendo allí. Los enfermos también sonreímos y todo el mundo intenta consolar a todo el mundo e incluso nos reímos de las mil y unas historias que te pasan cuando tienes esta enfermedad.

La medicina poco a poco te debilita. Empiezas a ver que hay un montón de cosas malas que te pueden pasar y tener que sufrir. Lo divertido es que para tus médicos no son importantes porque simplemente son efectos secundarios. Cada día piensas en cuando se acabará el maldito tratamiento y de vez en cuando piensas que a lo mejor no se acabará. Y te bloqueas.

Es ese momento en el que debes reaccionar. Piensa que pase lo que pase bloquearte sólo sirve para perder el tiempo y la vida es preciosa para malgastarla. Esta enfermedad es de las peores pero no deja de ser una enfermedad y se puede curar. Y para curarse se necesita un cuerpo y una mente fuerte que permita aguantar. Busca a la gente que te quiere porque te dará energía para recuperarte y escapa de aquella que no te ayude. Disfruta de la vida porque la vida es maravillosa, aprovecha cada día para encontrar cosas buenas como la alegría, el amor, la amistad y tantas otras. Saldrás fortalecido y la enfermedad lo tendrá más difícil.

Nunca te rindas. Si te rindes sólo conseguirás llegar al final de la partida. Nada más. La vida es maravillosa, lo más maravilloso que hay así que no renuncies a disfrutar ningún segundo de ella.

2 comentarios:

Fran dijo...

¡Amén! :-)

mlareo dijo...

¡Qué bonito Juanjo! Tienes razón, hay que quedarse con lo bueno, me alegra que las cosas marchen bien.